Un
creciente número de turistas están buscando algo que no pueden encontrar ni en
la cima de la Torre Eiffel en París, ni a los pies de la Estatua de la Libertad
en Nueva York.
Ese algo se encuentra en los barrios más pobres de las ciudades
que visitan y tiene el sabor de la vida real, tal y como la experimentan los
más desfavorecidos.
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