NANACAMILPA, México (AP) — En el poblado de
Nanacamilpa, las pequeñas luciérnagas ayudan a salvar los enormes pinos y
abetos a las afueras de la megalópolis de la Ciudad de México.
Miles de ellas iluminan un espectáculo
mágico al anochecer en los antiguos bosques y reservas como el parque Piedra
Canteada, a unos 75 kilómetros (45 millas) al este de la ajetreada capital de
México.
Piedra Canteada, en el estado Tlaxcala,
no es un parque administrado por el gobierno, sino una cooperativa rural que se
las ingenió para salir de la pobreza y abandonar la tala con la ayuda de las
luciérnagas.
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