¿Quién no ha soñado alguna vez con dejarlo todo y aventurarse a recorrer el mundo?Candelaria Chovet y Hermann Zapp, una pareja de argentinos, lo ha hecho. Llevan ya casi once años viajando, han convertido el desplazamiento en una forma de vida y en ruta han formado su familia. Sus cuatro hijos han nacido en algún punto del viaje que ya les ha llevado a recorrer todo el continente americano, Oceanía y parte de Asia.
Si ya resulta difícil para una mente urbanita imaginarse una vida nómada, puede serlo aún más si descubre que esta familia se desplaza desde el primer momento en un coche de 1928, un viejo Graham-Paine que no alcanza los 60 kilómetros por hora y al que han bautizado como Macondo Cambalache. A bordo de este vehículo, que a base de remodelaciones, añadidos y ampliaciones ya han convertido en su casa, han recorrido miles de kilómetros de selva, bosque, desierto y autopistas. Con él han salvado los múltiples obstáculos del camino: para navegar por el Amazonas, por ejemplo, los Zapp construyeron una enorme balsa con troncos en la que poder llevar a su coche. Y también, en barco, el Atlántico y el Pacífico, hasta el punto de que ha dejado de ser un mero coche antiguo para convertirse en el símbolo de un sueño.
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